UNSL: el proyecto de un avión/dron autónomo que utiliza energía solar recibió un reconocimiento nacional
El proyecto “Ojo de Halcón” recibió un conocimiento de la comisión de Ciencia y Tecnología del Senado de la Nación de la mano de Adolfo Rodríguez Saá y el rector de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), Víctor Moriñigo, en un acto que se realizó el viernes en las aulas del Espacio Programas Especiales de la Facultad de Ciencias Económicas Jurídicas y Sociales (FCEJS).
El director del proyecto es el docente de la UNSL, Guillermo Catuogno, y uno de sus integrantes es Carlos Catuogno, quién especificó que trabajan en las “micro aisladas con energía renovable para comunidades rurales desde hace años”.
En el 2017 se inició un plan con publicaciones en revistas científicas y la ampliación en congresos con la iniciativa para fabricar drones o aviones autónomos, que dependen de la energía del sol para volar, agregó Catuogno.
El docente e ingeniero contó que su tesis abarca varios puntos del proyecto “Ojo de Halcón” y recordó que tomó relevancia cuando comenzaron a participar de proyectos: “En 2019 salimos terceros en un concurso en la UNSL, luego lo presentamos en INNOVAR en Buenos Aires y en el 2020 obtuvimos un segundo puesto en un concurso internacional que fue ahí donde tuvo más visibilidad”.
En la actualidad, “trabajamos en un dron con un motor con propulsión hibrida que es lo que se usa actualmente, con un motor de explosión y un motor eléctrico que se usa de generador, ya estamos construyendo la versión 7, o sea que hemos avanzado bastante”, remarcó.
Catuogno señaló que “el proyecto surgió porque queríamos colocarle energía renovable a un avión que es bastante grande, tiene como 5 metros de alas, tuvo que ser planeador para que tenga mucha envergadura y superficie para colocarle los paneles solares porque no generan mucha energía entonces hay que poner muchos para tener algo de energía que sea usable”.
Y detalló que “el avión no vuela solo con energía solar sino que también aprovecha las cualidades de un planeador, es decir, las corrientes térmicas para volar y para eso desarrollamos un sistema de inteligencia artificial que detecta las térmicas y las puede aprovechar solo”.
El profesor argumentó que “las pruebas que hemos hecho indicaron que un día soleado o más bien en verano puede volar hasta 10 horas y tiene una mejor resistencia que ayuda a que el dispositivo vuele por más tiempo sin cargar peso en baterías”.
fuente: San Luis 24
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