Los cardenales conservadores Walter Brandmüller de Alemania, Raymond Leo Burke de Estados Unidos, Juan Sandoval Íñiguez de México, Robert Sarah de Guinea y Joseph Zen Zekiun de China le mandaron una carta al Papa Francisco preocupados por los temas a tratar en la primera fase de la Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Los mismos tienen que ver con la bendición a las parejas de un mismo sexo, la sinodalidad como dimensión constitutiva de la iglesia, la ordenación sacerdotal de la mujer y el arrepentimiento como condición para la absolución sacramental.
La respuesta del Papa se difundió en las últimas horas a través de la página del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Con respecto a bendecir parejas del mismo sexo, los religiosos le preguntaron a la máxima autoridad de la Iglesia si ese acto concuerda con la Revelación y el Magisterio. Por su parte, el Sumo Pontífice respondió que si bien solamente el matrimonio refiere a parejas entre un hombre y una mujer capaz de tener hijos y la iglesia esquiva “cualquier tipo de rito sacramental que pueda contradecir esta convicción”, no hay que perder la “caridad pastoral”.
Además, agregó que “en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral, que debe atravesar todas nuestras decisiones y actitudes. La defensa de la verdad objetiva no es la única expresión de esa caridad, que también está hecha de amabilidad, de paciencia, de compresión, de ternura, de aliento. Por consiguiente, no podemos constituirnos en jueces que sólo niegan, rechazan, excluyen”.
También llamó a reflexionar con respecto al concepto de matrimonio, y a no transmitir “una concepción equivocada” de lo que eso significa. “Por ello la prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio. Porque cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor”, dijo.
Con respecto al sacerdocio femenino, el Papa Francisco se opuso completamente a la posibilidad de que las mujeres puedan ser sacerdotes. Dijo que “cuando San enseñó que es necesario afirmar definitivamente la imposibilidad de conferir la ordenación sacerdotal a la mujer, no estaba denigrando en modo alguno a la mujer ni confiriéndole el poder supremo a los hombres”.
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