El clima de dolor y desazón que se vivió en la Iglesia Catedral durante la misa que ofició el obispo Gabriel Barba fue el mismo que se percibió en todo el mundo tras la noticia de la muerte del Papa Francisco, líder espiritual del catolicismo.
Ante un grupo muy numeroso de fieles que acudió al templo puntano para rezar y pedir por el descanso pacífico del Sumo Pontífice, Barba dijo que “el Papa ha vivido su propia Pascua”.
El obispo contrastó durante su homilía el gozo pascual que se vive por estos días en la Iglesia Católica con la muerte de Francisco. De todos modos, envió un mensaje optimista: “Estamos invitados a vivir la esperanza”, dijo.
El jefe de la Iglesia puntana recordó que Francisco se mostró al mundo el domingo, horas antes de su muerte, y luego caminó entre la gente. “Murió con las sandalias puestas”, fue la emotiva metáfora que eligió para recordar la imagen.
La muerte de Francisco se produjo un día después de la celebración de las Pascuas, por lo que el espíritu de resurrección estuvo presente en la celebración, más allá de la desazón por la desaparición física del Papa.
Es por eso que Barba pidió “celebrar la vida del resucitado con todo el mundo” y dijo que la bendición que Francisco dio el domingo en El Vaticano fue un testamento de alegría pascual y a la vez una predicación “a la paz en el mundo, al desarme, al fin de las guerras”.
Fuente: El Diario de La República.
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