La licenciada en Psicología, Analía Ãvalos quien entrevistó a la niña en Cámara Gesell, sostuvo que, lo que la nena de seis años le contó sobre lo que su entrenador de básquet de la Sociedad Italiana de Villa Mercedes le hacía no solo es creíble, sino que la pequeña presenta patrones que se corresponden con los de una víctima de ultrajes sexuales.
La profesional declaró el martes ante el juez de Instrucción Penal 1, Alfredo Cuello. Cuando A. habló en Cámara Gesell contó no solo lo que sus padres denunciaron, sino que también mencionó otros episodios de abuso a los que la habría sometido su profesor. "Describió una serie de tocamientos, escenas de besos y demás hechos, como pedidos permanentes de parte del denunciado de que no fuera con calza o short sino que usara polleras", precisó Pascual Celdrán, el abogado de la familia de la niña.
Si bien la chiquita no pudo especificar desde cuándo se daban los ultrajes, sí dejó en claro que se trataron de varios y de que todos ocurrieron en un cuarto que hay en un entrepiso del club. Se trataba del único sector apartado del establecimiento y que está fuera de la vista de quienes asisten a entrenar. "Es un lugar al que se
accede a través de una escalera. Ahí hay un pasillo y esta pieza alejada, que utilizan para calentar agua y demás", precisó.
Por eso el lunes, alrededor de las 17, el juez, en compañía de su secretario y también de Valentín Rivadera, el otro abogado de la familia de A., fueron hasta el club y lo inspeccionaron. Cuello ordenó esa medida, que se extendió no más de media hora, para revisar el cuarto apartado que la nena señaló tantas veces y donde habrían sucedido los ultrajes.
De hecho el lunes, cuando declaró otro profesor que también trabaja en la Sociedad Italiana, el magistrado le consultó si era normal y estaba permitido el acceso hacia esa parte del establecimiento, ubicada en un entrepiso.
El testigo respondió que no. También le preguntaron si el denunciado tenía la costumbre de llevar a otras chicas allí y el entrenador contestó que no, que solo a A. la llevaba hacia allá.
El hombre también refirió otros detalles que resultaron interesantes y dan cuenta de lo que la criatura vivía cuando iba a entrenar con el denunciado, remarcó Celdrán.
"Él habló del aislamiento de la nena y de un cambio en su personalidad en este último tiempo, porque ya no quería ir más a básquet, al club y que buscaba mucha protección en él. Dijo que se alejaba del grupo porque no quería quedarse al lado del profesor investigado", relató el abogado. Todo eso es un "claro signo de que la niña buscaba no exponerse a más hechos como los denunciados".
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